Al introducir alimentos diferentes a la leche en un bebé se tiene que garantizar la protección de las vías respiratorias contra la aspiración, que no se exceda la capacidad funcional del tracto gastrointestinal y de los riñones.
Al introducir alimentos diferentes a la leche en un bebé se tiene que garantizar la protección de las vías respiratorias contra la aspiración, que no se exceda la capacidad funcional del tracto gastrointestinal y de los riñones.
A tal respecto, durante mucho tiempo se ha dado la recomendación de iniciar con la alimentación complementaria a partir de los 6 meses de vida, sin embargo, existen señales que pueden ayudar a determinar si un bebé esta preparado para dar este importante paso.
La madurez del aparato digestivo, así como la madurez en los movimientos serán claves para evitar efectos adversos y riesgo de asfixia.
La alimentación se puede dar cada vez que se observen señales de que el bebé quiere comer (en promedio iniciar con 2 veces al día), se pueden proporcionar 2 o 3 cucharadas de alimento.
Es recomendable proporcionar alimentos blandos en forma de papilla o puré. En el caso de verduras y frutas duras es preferible cocerlas para que adopten una consistencia más suave. Con el tiempo el bebé podrá deglutir con mayor facilidad el alimento y se podrán introducir platillos picados muy finamente.
Es normal que el bebé haga muecas, tosa o escupa los alimentos, esto pasará conforme comience a dominar las habilidades bucales. A pesar de que el bebe comience a consumir alimentos sólidos, es indispensable no interrumpir la lactancia materna y prolongarla tanto como sea posible.
Acudir siempre con el pediatra y seguir sus recomendaciones dará más certeza a un proceso de desarrollo exitoso en el bebé.
La incorporación de probióticos en el estilo de vida puede contribuir a la salud digestiva. ¡Consume Lactobacillus casei Shirota y comprueba sus beneficios!