¿Sabes qué necesita un bebé para alcanzar su máximo potencial en la vida?
Una buena nutrición durante el embarazo y los primeros dos años de vida. Este periodo representa una oportunidad para formar las bases de la salud del niño para su futuro; también conocido como programación metabólica temprana. Los primeros mil días de vida abarcan dos etapas.
La primera corresponde a los 270 días desde la concepción hasta el nacimiento y la segunda representa los dos primeros años de vida (730 días). En ambas etapas las decisiones que toma la madre sobre su alimentación y la nutrición del niño son determinantes para la maduración y el desarrollo de órganos y sistemas, brindando una oportunidad para construir una vida larga y saludable.
La buena nutrición durante los primeros mil días es la clave para:
- Garantizar un desarrollo cerebral adecuado.
- Fortalecer y madurar el sistema inmunológico.
- Lograr un óptimo crecimiento de los niños.
- Disminuir el riesgo de presentar enfermedades en la vida adulta.
- Formar hábitos alimentarios perdurables.
¿Qué se debe tomar en cuenta para garantizar la buena nutrición del bebé?
- Durante el embarazo: brindar los nutrimentos necesarios para el desarrollo cerebral y del sistema inmunológico como proteínas, hidratos de carbono, hierro, calcio, cobre, ácido fólico, yodo y ácidos grasos poliinsaturados.
- Infancia: desde el nacimiento hasta el primer año de vida la lactancia materna aporta beneficios incomparables para el desarrollo cerebral e inmune. A partir de los 6 meses de edad los niños deben tener una alimentación diversa para impulsar su crecimiento y así dar forma a sus preferencias de sabor hacia alimentos saludables.
- Niñez temprana: es la mejor etapa para establecer hábitos de alimentación saludables. Los niños necesitan de una alimentación variada que incluya verduras, frutas granos integrales, leche y alimentos lácteos fermentados.
En estas tres etapas la microbiota intestinal saludable tiene una gran influencia en el correcto funcionamiento del sistema digestivo e inmunológico. De tal forma que durante todo este proceso se recomienda consumir probióticos como el Lactobacillus casei Shirota, que benefician la microbiota intestinal y fortalecen el sistema inmunológico.