El estrés puede alterar las funciones del cuerpo, incluyendo el sistema digestivo y su microbiota. Cuando el estrés se vuelve crónico, puede ocasionar problemas como el síndrome del intestino irritable (colitis) y dispepsia (indigestión).
El estrés puede alterar las funciones del cuerpo, incluyendo el sistema digestivo y su microbiota. Cuando el estrés se vuelve crónico, puede ocasionar problemas como el síndrome del intestino irritable (colitis) y dispepsia (indigestión).
La conexión mente – cuerpo es de suma importancia, y en relación al aparato digestivo, existe algo denominado eje intestino – microbiota – cerebro, una vía activa de comunicación entre ambos órganos.
Por ello, es tan popular la recomendación de los médicos de que se debe reducir el estrés cuando se tienen problemas digestivos.
Por otro lado, promover la salud del intestino y su microbiota también contribuye a un mejor estado de ánimo y manejo de las emociones, pues es en este órgano se produce hasta el 90% de la serotonina, neurotransmisor asociado al bienestar.
El consumo de alimentos ricos en fibra, prebióticos y probióticos, como los Lactobacillus casei Shirota, puede ayudar a equilibrar la microbiota intestinal y mejorar la resistencia del sistema digestivo ante los efectos del estrés.
En conclusión, aunque el estrés es una parte inevitable de la vida, controlarlo es clave para mantener la salud digestiva. Prestar atención a las señales del cuerpo y adoptar hábitos saludables contribuye a prevenir problemas gastrointestinales relacionados con el estrés.