Entre estas proteínas se destaca la láctea, proteína que ha demostrado sus beneficios para la salud humana.
Se sabe que la leche es una secreción natural de las glándulas mamarias de los mamíferos y que contiene una gran cantidad de macro y micronutrientes –solamente carece de hierro y vitamina C-. Es importante mencionar que, más allá de una definición, la leche tiene como único objetivo el de servir de alimento como tal; sus proteínas son de fácil asimilación (alta biodisponibilidad), y la grasa, el calcio, el fosforo y varias vitaminas, hacen de ella un producto de origen animal indispensable en diferentes etapas de la vida.
La leche es el primer alimento en la vida del humano. La Organización Mundial de la Salud la cataloga como indispensable y exclusiva durante los primeros 6 meses posteriores al parto ya que aporta todo el calcio y nutrientes necesarios para lograr un adecuado desarrollo físico y mental del bebé. Posteriormente a esta etapa, la lactancia debe promoverse hasta los 2 años y la alimentación del niño debe complementarse con productos derivados de la leche como son el yogur, la crema o el queso.
Debido al ritmo de crecimiento de los niños y adolescentes, los requerimientos de calcio son bastante elevados, y gracias a la leche (y sus derivados) es que se pueden cubrir de mejor manera.
La Academia Americana de Pediatría y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos recomienda la ingesta de al menos tres porciones de lácteos al día.
En la etapa de adolescencia, el aporte de calcio es crucial para contribuir a la formación máxima de masa ósea. Pero a medida que pasan los años, la captación de este mineral comienza a perderse; es así que, en personas adultas mayores, la capacidad de absorción del calcio dietético disminuye 30%. Un aporte a partir de fármacos no garantiza la completa absorción de este.
mineral y mucho dependerá de la biodisponibilidad del mismo. Tomando en cuenta esta necesidad, el aporte de calcio y vitamina D que proporciona la leche y sus derivados se vuelve una excelente opción para la mineralización de los huesos y evitar la osteoporosis
De forma inapropiada se le ha llamado “leche” a las bebidas a base de soya, nuez, almendras o coco. Aunque éstas son bajas en grasas y carbohidratos, carecen de la cianocobalamina (vitamina B12) y proteínas altamente biodisponibles para el organismo, nutrientes indispensables que si contienen la leche y sus derivados.
Por otro lado aunque las bebidas de soya no contienen colesterol, y son una excelente opción para aquellas personas alérgicas a la proteína de la leche, su desventaja es que son alimentos deficientes en calcio, algo de lo que pueden presumir los derivados lácteos.
Gracias a su versatilidad, la leche y los derivados lácteos como el yogur y el queso (por citar algunos) se han vuelto parte importante de una alimentación cotidiana y saludable. Con el progreso industrial se han explorado nuevas formas de aprovechar el consumo de estos alimentos, en algunos casos fortificándolos o con el desarrollo de los denominados alimentos funcionales, cuyos efectos van desde regular del aparato digestivo hasta el fortalecer y mejorar la respuesta inmunológica a nivel intestinal.
Recuerda llevar a cabo una alimentación correcta en todas las etapas de la vida, de la cual, la leche y sus derivados forman parte fundamental.